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“Las calles de Abejar (Soria) se llenan de la ancestral y carnavalesca celebración de La Barrosa.”

SORIA, 10 (EUROPA PRESS)

Sergio y Jorge Romero han comenzado su recorrido por las calles y casas de la localidad soriana de Abejar para continuar dando vida al rito ancestral y carnavalesco de La Barrosa.

Lo hacen como en su día lo hicieron sus padres y abuelos, hoy por suerte testigos de la jornada en la que sus hijos y nietos son los protagonistas.

Es por ello que en las cintas de colores que decoran la sábana blanca de la res, y que con tanto celo se mantiene en secreto hasta esta jornada, se rememora la Barrosa que portó el padre de Sergio, Luis Alberto Romero, Junto a José Luis Teresa en el año 1989. Un diseño algo adaptado a nuestro tiempo, ya que por aquel entonces apenas se combinaban cuatro colores.

FAMILIA

Todas las barrosas están envueltas en emoción, sentimientos e historias personales. Esta lo está todavía más. Los padres y abuelos de ambos revivieron el ritual en su época y por suerte esta jornada son testigos.

Sergio Romero, aunque no vive en Abejar, tiene un vínculo muy grande y no se ha perdido ninguna Barrosa. En la actualidad estudia en Elche Grado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. El ritual lo lleva en la sangre. Su abuelo casi centenario, Alejando, el padre de su padre, lo fue en 1945, junto a Basilio, en una de las primeras imágenes que se tiene de esta tradición.

También en el caso de Jorge Romero la tradición de vestirse el camisa y calzón blanco, faldón y corbata roja, sombrero y polainas le viene de hace décadas. Él vive en Burgos, donde estudia derecho. Su padre Miguel Ángel, cumplió con la tradición en el año 1992 junto a su primo, Javi de Marco. El abuelo de Jorge, padre de Miguel Ángel, Samuel, con el que han brindado con moscatel este mañana, fue barrosero en 1954 junto a Atanasio.

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Tanto Sergio como Jorge, que comparten apellido pero no parentesco, son los quintos de este año, los jóvenes de 18 años encargados de continuar con el ritual y de aportar una nueva fotografía al álbum familiar de padres y abuelos que han dado vida a la Barrosa. En esta ocasión no ha habido que hacer sorteo ya que el tercer quinto no quiso ser candidato.

Sergio y Jorge tienen este sábado por delante muchas casas por visitar, roscos, pastas, chorizo casero y moscatel que degustar junto a los vecinos, en una jornada con muchas más casas abiertas de lo habitual.

El cambio de fecha de Martes de Carnaval a sábado ha hecho que cada año vengan más vecinos a revivir la tradición, algunos incluso por primera vez. El cambio se votó al sábado posterior al Martes de Carnaval, aunque la coincidencia con la XXI Feria de la Trufa este 2024 ha provocado su celebración hoy, coincidiendo con el sábado de carnaval.

Sergio y Jorge son este año los quintos y los ‘protagonistas’ de la fiesta, los encargados de mostrar La Barrosa. Aunque fue realmente anoche, pasadas las 0.01 horas, cuando los asistentes a la ‘cena comunal’, después de una ronda con la charanga de Soto de San Esteban, ‘Sin más’, de la que forma parte Sergio, pudieron descubrir el diseño de La Barrosa, uno de los momentos más esperados en este rito carnavalesco.

POR LAS CASAS

Tras vestirse con calzones blancos, un fajín, corbata roja y sombreros en casa de Sergio, han tomado la Barrosa, la cesta y el látigo para comenzar la ronda por las casas (salvo en aquellas que se guarda luto). Lo habitual es que en la cesta caiga dinero.

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Antiguamente se ofrecían víveres, normalmente huevos o dulces. Lo más importante es el rato de brindis, de compartir moscatel, roscos y embutido de la matanza, y mostrar las fotos de padres, abuelos o nietos que han vivido lo que hoy reviven Sergio y Jorge.

Una fiesta que en 2019 tuvo un punto de inflexión. La localidad votó en febrero de ese año el traslado de la fiesta al sábado. Participó el 50 por ciento de los censados y se decidió el cambio por 107 votos a favor, 29 en contra y tres en blanco. También en varias ocasiones se ha luchado por declararla Fiesta de Interés Turístico Regional, hasta ahora sin éxito.

La falta de ‘mozos’ de 18 años viviendo en el pueblo ha hecho que en los últimos años muchos de ellos tuvieran que volver a vestirse con camisa y calzones blancos y fajín y corbata roja.

Cuentan los padres de las últimas generaciones de barroseros que en “su época” les tocaba sortear quién portaba ese año La Barrosa ante la gran cantidad de quintos, por lo que muchos de ellos se quedaron en su día sin poder cumplir con el ritual, como ocurre de nuevo en la actualidad.

RITUAL DE LA BARROSA

Uno de ellos porta La Barrosa, un armazón de madera cubierto con una sábana y decorado con escarapelas y cintas de colores, la cara y el rabo en ambos extremos así como los cuernos para simular la figura del toro. El otro, es el encargado de llevar el látigo que guía a La Barrosa y asusta a los más ‘atrevidos’, así como la cesta para recoger donativos y viandas que ofrecen los vecinos en sus casas.

Los seis cencerros del interior avisan a los abejarucos de la visita de este animal ancestral de origen desconocido que representa el carnaval más longevo de la provincia y probablemente único en España.

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Por la tarde el escenario cambia. Tras acabar de visitar todas las casas, llega el momento de pasar un rato con amigos y vecinos del pueblo, antes de que el armazón de madera ‘muera’ para cumplir con el ritual un año más.

Será sobre las 22.00 horas en el salón del Ayuntamiento. Una primera vuelta al salón anuncia que el final de la jornada se acerca, un segundo aviso con dos vueltas y por último, con un intervalo de quince minutos de tiempo, una tercera ronda al salón con tres vueltas anuncia el final de esta emotiva jornada.

Es en esta última ronda cuando los barroseros salen a la calle y los cazadores del pueblo disparan al aire simulando la muerte de este animal de origen mitológico. Barrosa y barroseros caen sobre un tablón y seis mozos del pueblo, que ya han pasado por esta tradición, les transportan a hombros alrededor del salón a ritmo del pasodoble ‘gato montés’. Será cuando La Barrosa muera, terminando así con el ritual que le permitirán descansar hasta el próximo año.

Los barroseros salen de nuevo al salón recibidos entre los aplausos de vecinos y visitantes, para bailar un pasodoble con las madres y acabar así su ‘jornada’. Tras la muerte fingida, todos los abejarucos beben vino dulce simulando la sangre de La Barrosa y bailan la tradicional ‘rueda’ alrededor del salón. La Barrosa descansa hasta el año que viene pero la fiesta continúa con la cena de mozos en el salón y cena comunal en el polideportivo y la posterior verbena de disfraces.


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